Poster del juego. Arte: Marek Barej. |
Para cumplir con tan importante misión tendremos a nuestro alcance distintas armas, ya que empezaremos con cuchillos arrojadizos pero pronto podremos coger hachas, hoces bumerán, escudos e incluso recibir la ayuda de hadas para derrotar a los enemigos. Los cofres además de armamento también nos proporcionarán vida, ampliaciones del tiempo límite, monedas, y otros objetos clave, la mayoría orientados a que sobrevivamos durante más tiempo y consigamos una puntuación más alta.
Y el hecho de que Castilla se encuentre infestada de zombis, caballeros renegados, animales extraños, demonios voladores y decenas de engendros hará que la aventura no sea un paseo. Aquí no nos quedaremos en calzoncillos al hacernos daño, pero si recibimos tres golpes o caemos al vacío perderemos una vida, lo que implica volver al inicio del nivel. Si perdemos todas las vidas moriremos, y aunque se nos permitirá reiniciar el nivel, perderemos toda la puntuación obtenida hasta el momento. Al final, si fracasamos muchas veces llegaremos al punto de tener que vender nuestra alma para seguir (en serio). Un sistema que recompensa la habilidad pero permite seguir mejorando sin tener que volver a empezar.
El control preciso y sencillo (moverse, atacar y saltar) deja una buena sensación, y la variedad de situaciones en que nos veremos, como defender un carro en movimiento del asedio de enemigos voladores o fases bonus para ganar más puntos, hacen que la experiencia sea muy satisfactoria. Además, los distintos jefes finales, como una armadura gigante, un mago o una mantícora, tienen su dificultad y realmente se requiere de habilidad y práctica para hacer un papel digno en el juego. Algunos secretos, dos finales y detalles acaban por redondear una jugabilidad que merece ser reconocida.
En cuanto al apartado visual, lo primero que llama la atención es el filtro que tiene el juego en todo momento, con unas líneas horizontales muy de recreativa. Más allá de eso, encontramos una paleta de colores fría y oscura pero que forman un conjunto de aspecto clásico pero muy vistoso, con fondos y escenarios trabajados y evocadores (como los de una misión que se desarrolla entre molinos, un castillo llamado The Alcazar...). Lo mismo se puede decir de los enemigos, algunos muy destacables. Los efectos de sonido y la música retro (obra de Gryzor87) están también a la altura del resto de apartados, y contribuyen a crear una atmósfera tensa y de acción constante.
En resumen, Maldita Castilla es un juego de corte clásico que homenajea a los arcade en 2D de antaño, como el citado Ghosts'n Goblins, Tiger Road o Shinobi, entre otros. Aparte de que así lo haya señalado el propio creador (que también dice haberse inspirado en el Amadís de Gaula), existen detalles que evidencian que estamos ante una propuesta que no esconde su naturaleza, elementos como la mecánica, el aspecto gráfico, el sonido o la dificultad (un jugador medianamente habilidoso bien puede tardar unas horas en completarlo, y no porque sea excesivamente largo; aunque hay speedruns de poco más de media hora).
Y sin embargo, Maldita Castilla tiene un aire de modernidad, un saber hacer que satisfará a los públicos actuales: gran variedad de situaciones, ideas innovadoras, un control menos rígido y una dificultad que sigue premiando al mejor pero que a la vez es flexible (también es verdad que aquí no podemos echar monedas cuando se acaba la partida). Eso sí, si una fase es complicada (y las hay), solo a base de práctica conseguiremos superarla.
For God and Castile!
Tráiler del juego.
La verdad es que tengo ganas de probarlo, pero ahora estoy totalmente absorbido por el Dota 2 y no me he puesto con él.
ResponderEliminarP.D: ¿Tolomera del Rey? ¿Soy yo o es un guiño a Talavera de la Reina? xD
Danny, tiene toda la pinta, y conociendo el tono jocosillo del juego no me extrañaría nada xD
ResponderEliminarCuando se te pase la fiebre del DOTA pruébalo, si te gustan los arcade de este tipo (y lo difíciles que son en algunas partes) lo disfrutarás seguro.
¡Gracias por comentar!